Para enfrentar esta ruptura amorosa, decidí comprometerme con el Journaling de manera constante. Además, por mi gusto y pasión, y como una forma de desahogo personal, opté por escribir dos obras de ficción. Al igual que en este blog, en estos escritos puedo liberar todas las emociones y pensamientos que he guardado en los últimos días.
El primero de estos libros, titulado "Sandra", es un proyecto en el que he invertido casi siete años de planificación. También escribí "El Hombre que Amaba a Cinco Mujeres a la Vez". Ambos son medios a través de los cuales puedo expresar mis emociones, deseos y pensamientos sin temor a ser juzgado, porque ambos son escritos de ficción. Utilizo las experiencias vividas en mi relación pasada como punto de partida para transformar mis sentimientos en arte y así inmortalizarlos, sin basarme en hechos concretos, reales ni exactos.
En el transcurso de este proceso, he redactado un documento explicando las razones de mi partida. Este documento me proporciona tranquilidad cuando mi mente sobreanaliza la situación constantemente, ya que demuestra que mi decisión fue premeditada y tomada con absoluta convicción. Enumeré 34 situaciones que me recordaban por qué ya no quería estar en esa relación, pero por respeto a la privacidad tanto mía como de la otra persona, solo mencionaré las que considero relevantes para este artículo, sin comprometer la integridad de mi expareja. Revelaré solo 8 de los 34 motivos por los cuales decidí terminar la relación.
De los 34 puntos que destaqué, 4 de ellos eran "No Negociables" para mí, los cuales descubrí que quería establecer durante la relación. Considero que el noviazgo es una oportunidad para definir lo que uno quiere y no quiere en su vida, y por ello mi relación pasada la tomo como un gran aprendizaje sobre lo que sí quiero, y lo que por ende, no.
Las críticas constructivas que recibí sobre el artículo anterior señalaron la repetición de ideas y la falta de claridad al expresar mis pensamientos. Reconozco que estas debilidades son atribuibles a la confusión y al agotamiento emocional después de una ruptura amorosa, la precipitación de mis ideas, y de los sentimientos desbocados que tengo internamente, que por fortuna, he podido ir soltando.
Comencé un documento en Pages con el título y la descripción que se leerán a continuación:
"¿Por qué he decidido amarme a mí mismo?
Mariano, sé que a veces puedes dudar.
¿Cómo pudiste dejar a alguien que te quería tanto?
Conozco la respuesta, y aunque a veces la cuestiono, sé que fue porque soy tremendamente pragmático y analítico. Me gusta evaluar todo antes de tomar una decisión, sin conformarme con las primeras impresiones o respuestas.
La decisión que tomé fue para amarme a mí mismo, respetar mi ideología y respaldar mis convicciones, no desde el dogma ni el efecto placebo, y mucho menos desde el sesgo de confirmación, sino desde una convicción total, como he mencionado repetidamente.
Recuerda las noches en vela, las veces que pediste cosas simples y sentías que no podías conseguirlas. Ya estabas molesto, desgastado y decepcionado.
Lo que sientes ahora en el corazón es el resultado de dos factores:
Un fuerte apego hacia ella.
Una gran necesidad de aprobación.
¿Por qué me fui? Y ¿cuáles son algunos de mis "No Negociables" para mi próxima relación?
No había interés en mi pasión por la escritura ni se le daba la relevancia que yo solicitaba y demostraba.
Sentía constantemente que no encajaba.
No podía disfrutar de mi propio tiempo y espacio, lo que me dejaba tremendamente desgastado.
Me habría gustado que mostrara más interés por mis intereses.
Me sentía solo, incluso cuando estaba con ella.
Me sentí presionado sobre el futuro y chantajeado en el presente, lo que me causaba un gran desgaste emocional.
No experimentaba reciprocidad emocional, en gestos o detalles, recibiendo menos de lo que ofrecía.
Ambos nos sentíamos agotados. La comunicación se volvió difícil y surgieron conflictos. Yo deseaba algo diferente.
Aunque me amó como nadie más, tengo miedo de no volver a ser amado así. Pero he decidido correr el riesgo. No quería quedarme en una “buena relación”, sino ir en busca de una “pareja extraordinaria”. Alguien con quien pudiera reír, compartir ideas y sentirme amado de la manera que deseo, al mismo tiempo que la amaría como ella se merece y necesita. Estaba dispuesta a darme todo, pero... no era suficiente. No porque careciera de valor, sino porque simplemente "no era ahí”.
No hay necesidad de darle más vueltas. Así me lo dijo la psicóloga, interrumpiéndome más de diez veces cada vez que intentaba mencionar algo que creía que podía arreglarse en la relación o cuando sentía presión para resolver los problemas. En cada intervención, me repetía: “Mariano, tú ya sabes que no es ahí”, “No te desgastes”, “No le des más vueltas”, “No es ahí, de verdad”, “Si lo fuera, lo sentirías, y eso es algo que no has sentido”.
Y que no se preocupe mi ex, porque definitivamente podré decirle que no volveré. Que he tomado la decisión con convicción. Que no buscaré ser inoportuno, que no le enviaré mensajes ni la llamaré. Prefiero que su recuerdo quede de manera inmaculada en mi memoria como lo bueno que llegó a ser, pero a la vez, las cicatrices en mi corazón sean testigos de lo que no fue.
Soy el ex que no lanzará más indirectas, salvo las que se puedan entender implícitamente en estos escritos que mi corazón clama por escribir y publicar para así sentirme escuchado, pero que no serán proyectiles teledirigidos. No la molestaré, no estaré en lugares donde nos podamos encontrar. Sé perfectamente que deseo que desaparezcas de mi vida, y yo, en empatía, haré lo mismo por ti.
No merecemos ensuciar bellos recuerdos con los últimos momentos de nuestros encuentros. No la buscaré, no la pensaré, no porque haya sido efímera o pasajera, sino porque valoro su recuerdo, decido amarla en el tiempo que fue, y respetar que eso ya sucedió.
Lo que busqué trabajar fue durante la relación, y aunque entiendo que no sucedió, sé por qué, y lo respaldo. El amor fue construido por ambos, y lo que lo derribó, igual.
En la relación no busqué un 50/50, no creo en eso, pero en responsabilidad, creo que es donde aplica esta única excepción. Ahí sí, cada quien tiene su responsabilidad, y cada quien sabrá no solo cómo comunicarla, sino cómo transformarla.
Yo decido transformarla en sanación, en estos escritos, en esta voz que, en letras, le da un micrófono a mi sentir, a mi corazón.
Que ella no se preocupe, me he desaparecido de su vida, y en incógnito planeo estar. Si llegamos a encontrarnos, la saludaré con gusto por lo que fue, pero me iré convencido porque sé lo que deseo.
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