Recomendación Cinematográfica: Antes del Ocaso: El Amor y el Tiempo en Before Sunset, RICHARD Linklater.
- Mariano Zepeda
- 9 mar
- 4 Min. de lectura

Hay películas que se sienten como una conversación con un viejo amigo. Para mí, la trilogía Before de Richard Linklater es precisamente eso: una charla sin prisas sobre el amor, el tiempo y las versiones de nosotros mismos que dejamos atrás. Aunque Before Sunrise (1995) y Before Midnight (2013) tienen su propio encanto, hay algo en Before Sunset (2004) que me deja siempre con el corazón en vilo.
La segunda entrega de la trilogía retoma la historia de Jesse (Ethan Hawke) y Céline (Julie Delpy) nueve años después de su encuentro inicial en Viena. Ahora en París, y con solo unas horas antes de que Jesse tome un vuelo, la película se convierte en un recorrido por las calles y, sobre todo, por las cicatrices y esperanzas de dos almas que aún vibran con la energía de lo que pudo ser.

A diferencia de la primera película, que captura la euforia de un amor naciente, Before Sunset explora la nostalgia, la duda y esa sensación agridulce de los reencuentros. Aquí, las conversaciones no solo son encantadoras, sino que llevan consigo el peso de las experiencias vividas. Cada palabra parece bailar entre lo dicho y lo callado, entre lo que fue y lo que aún podría ser.
Me gusta pensar en Before Sunset como una meditación sobre las segundas oportunidades. No solo en el amor, sino en la vida misma. Hay una intimidad casi hipnótica en cómo la cámara sigue a los personajes, en tiempo real, a lo largo de una tarde parisina. Es como si nosotros, los espectadores, estuviéramos caminando justo detrás de ellos, testigos silenciosos de una historia sin guion.

Para mí, lo que hace a Before Sunset tan especial es su autenticidad. No hay grandes giros, ni momentos forzados. Todo se sostiene en las palabras, las miradas y ese final abierto que, lejos de ser frustrante, es un recordatorio de que las mejores historias son las que continúan en nuestra imaginación.
Si alguna vez has tenido una conversación que parecía detener el tiempo, o si has soñado con volver a ver a esa persona que dejó una huella en tu vida, esta película es para ti. Before Sunset no solo cuenta una historia de amor, sino que captura un momento en el tiempo, un paréntesis en el caos de la vida real.
Y tal vez, al final, eso es lo que más me gusta de ella: la sensación de que en un rincón de París, bajo una luz dorada, el amor sigue siendo posible, aunque sea solo por una tarde.

Before Sunset (2004), la segunda entrega de la trilogía de Richard Linklater, es más que una simple historia de amor. Es una reflexión cinematográfica sobre el tiempo, la memoria y las segundas oportunidades. La película se destaca por su estructura narrativa en tiempo real, un recurso que amplifica la sensación de inmediatez y autenticidad. A través de un diálogo natural y genuino, Ethan Hawke y Julie Delpy nos sumergen en la historia de Jesse y Céline, dos personajes complejos que navegan entre lo que fue y lo que podría ser.
Linklater no solo se apoya en la narrativa conversacional, sino que también encuentra inspiración en el realismo antes explorado por directores como Eric Rohmer, cuyos filmes capturaban las complejidades del amor a través de diálogos profundos y escenarios cotidianos. Además, Before Sunset comparte similitudes con el My Dinner with Andre (1981) de Louis Malle, donde la acción se sostiene únicamente con una conversación fascinante.

En cuanto a la narrativa de tiempo real, la película podría compararse con Run Lola Run (1998) de Tom Tykwer, aunque mientras Run Lola Run explota la urgencia a través de la acción, Before Sunset lo hace a través de la palabra. Esta diferencia revela la verdadera apuesta de Linklater: mostrar que una conversación puede ser tan vertiginosa y transformadora como una persecución a toda velocidad.
La película es un testimonio de cómo el amor evoluciona con el tiempo. Mientras Before Sunrise representa la idealización y la posibilidad infinita, Before Sunset es la realidad desnuda: compromisos, responsabilidades y el eco persistente de las decisiones pasadas. Los personajes ya no son jóvenes soñadores; son adultos que cargan con las cicatrices del amor y la vida.

El título mismo, Before Sunset, sugiere una carrera contra el tiempo, un intento de capturar un instante efímero antes de que se desvanezca. Es un recordatorio de cómo, a veces, las segundas oportunidades llegan cuando menos las esperas, y de que el amor verdadero, aunque herido, puede resurgir en el momento justo.
Lo que me fascina de Before Sunset es su valentía para ser honesta. No hay dramatismo excesivo ni trucos narrativos. Todo se sostiene en la conexión palpable entre los personajes y en la certeza de que cada palabra pronunciada podría ser la última. La película no solo me hace reflexionar sobre las relaciones pasadas, sino también sobre la fugacidad de la vida y el valor de ser honesto con uno mismo.

Before Sunset es, en esencia, una invitación a detenerse y escuchar. A reconocer que, a veces, las conversaciones más importantes de nuestras vidas suceden en los momentos más mundanos. Y que, como Jesse y Céline, todos merecemos la oportunidad de preguntarnos:
¿Qué habría pasado si...?
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