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Recomendación Cinematográfica: Make Way for Tomorrow (1937) | La Película Más Triste Jamás Hecha, Según Orson Welles

En la historia del cine, pocas películas han logrado capturar la tragedia de la vejez y el abandono con tanta elegancia y crueldad como Make Way for Tomorrow (1937). Dirigida por Leo McCarey, esta joya del cine clásico fue considerada por Orson Welles como "la película más triste jamás hecha", y no es difícil entender por qué.



La historia sigue a Barkley y Lucy Cooper, un matrimonio de ancianos que, tras perder su hogar debido a dificultades económicas, dependen de sus hijos adultos para encontrar un lugar donde vivir. Lo que podría haber sido una historia de unidad familiar se convierte en un relato devastador de indiferencia y pragmatismo. Ninguno de los hijos puede o quiere asumir la carga completa de cuidar a ambos padres, lo que obliga a la pareja a separarse. La película muestra con una franqueza inusual cómo el resentimiento y la incomodidad se filtran en las relaciones familiares cuando la economía y las responsabilidades pesan más que el amor filial.


Lo que hace que Make Way for Tomorrow sea tan poderosa es su falta de concesiones al sentimentalismo barato. No hay finales felices ni redenciones milagrosas. La escena final, donde los protagonistas se despiden con una ternura desgarradora, es un golpe emocional que perdura mucho después de que los créditos terminan. McCarey, quien recibiría un Oscar ese mismo año por The Awful Truth, declaró que le dieron el premio por la comedia, pero que su verdadero logro fue esta película.


Este filme representa un cambio radical en la carrera de McCarey, conocido principalmente por sus comedias. La transición a un drama tan sombrío y reflexivo muestra su talento para explorar la complejidad humana más allá del humor. Los protagonistas, Victor Moore (Barkley) y Beulah Bondi (Lucy), ofrecen actuaciones que son a la vez naturales y desgarradoras. La química entre ellos como pareja de ancianos es conmovedora, y su tristeza palpable en cada escena.



A través de una historia aparentemente sencilla, McCarey hace una crítica feroz a la falta de apoyo intergeneracional, el egoísmo y la indiferencia de una sociedad moderna cada vez más centrada en lo material. La película cuestiona la ética de una sociedad que no tiene espacio para cuidar de los más vulnerables.


La cinematografía de Make Way for Tomorrow contribuye a su atmósfera melancólica. El uso de tonos apagados y tomas simples, sumado a la música suave de unos pocos momentos clave, refuerza el sentido de desolación.



Aunque Make Way for Tomorrow fue hecha en los años 30, sus temas sobre el cuidado de los ancianos y el abandono familiar siguen siendo de vital importancia. En un contexto contemporáneo, donde muchos países enfrentan una crisis de envejecimiento de la población y el sistema de salud está sobrecargado, la película se convierte en una reflexión crítica sobre cómo las sociedades modernas aún no encuentran soluciones adecuadas para cuidar a las personas mayores. Los problemas que enfrenta la pareja Cooper siguen siendo una realidad para muchas familias, que luchan por encontrar el equilibrio entre las responsabilidades financieras y el cuidado de sus seres queridos.



Aunque McCarey era conocido por sus comedias románticas y ligeras, Make Way for Tomorrow marca un giro radical hacia el drama serio y sombrío. Este cambio de tono muestra la versatilidad del director y subraya cómo los géneros pueden ser utilizados para explorar aspectos más complejos de la naturaleza humana. La película subierte la expectativa de que el cine debe ofrecer soluciones fáciles o finales felices, optando por una narrativa más sombría y sin esperanza, que refleja la realidad de muchas personas mayores en ese contexto.



Make Way for Tomorrow se desarrolla en el contexto de la Gran Depresión, lo que añade una capa adicional de contexto histórico. En esa época, las tensiones económicas globales afectaban profundamente la estructura familiar, y el sueño americano de prosperidad estaba en crisis. La película aborda la falta de redes de seguridad para las personas mayores, un tema que en ese entonces ya era relevante pero que sigue siendo más pertinente hoy, en un mundo donde las pensiones y el bienestar social siguen siendo una preocupación en muchas naciones.


Aunque no fue un éxito comercial en su época, Make Way for Tomorrow se ha convertido con el tiempo en un clásico de culto. Fue reconocida como una de las influencias clave de Tokyo Story (1953) de Yasujiro Ozu, que explora temas similares de distanciamiento familiar. La película también fue alabada por su profunda honestidad emocional y su falta de soluciones fáciles.



A pesar de su impacto emocional, Make Way for Tomorrow no tuvo el reconocimiento inmediato que merecía. Su cruda representación de la vejez y el desamparo la hizo una experiencia incómoda para el público de su tiempo, pero con los años ha sido reivindicada como una obra maestra del cine humanista. Su influencia se extiende hasta Tokyo Story (1953) de Yasujiro Ozu, otra película que explora temas similares de distancia generacional y abandono.


Hoy, Make Way for Tomorrow sigue siendo un recordatorio doloroso pero necesario de la fragilidad de los lazos familiares en tiempos de crisis. Es una película que no solo se debe ver, sino sentir, una lección de empatía que, como dijo Orson Welles, nos deja con un nudo en la garganta y una verdad inevitable: el tiempo, la soledad y la indiferencia pueden ser los verdaderos antagonistas de nuestras vidas.



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