Debo de admitir que The Wire en un inició fue de las pocas series que después de ver su capítulo piloto no me enganchó para nada. Lo vi por segunda vez y el resultado no fue distinto. Fue hasta la tercera ocasión cuando decidí por lo menos darle oportunidad a la primera temporada, con compromiso férreo de terminarla. Vi los primeros tres capítulos, y la verdad es que no la estaba disfrutando, contrario a Breaking Bad, Los Sopranos, o Mad Men, la serie no terminaba por atraparme.
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Soy un espectador paciente, me gustan las series planificadas que no dan recompensa inmediata en un capítulo, sino que tienen una apuesta a largo plazo, y el estatus de la serie me hizo tener fe a que algo sorprendente fuera a suceder de una u otra manera. ¡Y sucedió! Aquello por lo que me costó en un inicio trabajo verla de manera asidua, es a día de hoy lo que más me gusta y resalto de la serie.
La manera que se cimenta sólidamente, con una estructura compleja, es lo mismo por lo cual críticos, espectadores y profesionales la consideran como no solo una de las mejores series de la historia, sino que en algunos casos, como la mejor. Su trama, y la manera en la que se presenta es quizás uno de sus cinco pilares fundamentales.
# 1. ESTRUCTURA
La estructura habitual de una serie policiaca o de investigación criminal va de la siguiente manera: 1. Sucede el crimen. Tenemos una pista inicial. 2. Desarrollo del caso. En algunos casos nos adentramos en la vida de nuestros protagonistas. 3. Problemas dentro del caso. 4. Luz al final del túnel. Tenemos un hilo al cual seguir. 5. Los protagonistas se acercan cada vez más al antagonista. 6. Escena clímax. Ya sea una persecución frenética o una resolución “inteligente”, el caso es resuelto. 7. Conclusiones finales de la mano de un ligero vestigio que le da forma a la temporada presente. Son episodios auto-conclusivos, avanzamos poco a poco en una trama más grande, que rara vez llega a ser impresionante.
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En cada episodio de series de acción lidian con un caso a esclarecer, ya pueden ser desde fenómenos paranormales, muertes brutales, o misterios poco claros que solo por la ausencia de información nos atrapan mediante el morbo e intriga poco ingeniosa. A lo largo de 45 minutos se desarrolla un tanto el caso, con interrogatorios, pistas, o escenarios distintos. Pero la fórmula es la misma. Otro factor es que los protagonistas parecen versiones contemporáneas de Sherlock Holmes, con una intuición privilegiada y un conocimiento amplio en diversas áreas. Parecería idílico, inalcanzable, irreal. Una escapada literal de la realidad.
El caso de estudio que más se podría asemejar para dar una símil sería la saga de Rápidos y Furiosos, sobre todo con su Spin-Off de Hobbs & Shaw, aprovechando que también tiene en su elenco a Idris Elba. Lo que inició como arrancones callejeros terminó en la lucha para salvar la humanidad contra un súper-humano destrozando autos y teniendo secuencias de acción literalmente imposibles. ¿¡WTF!? Cualquier detective a nivel internacional te podría decir que estas series policiacas en ocasiones distan exageradamente de la realidad.
En The Wire, comparándola con estas series genéricas de acción, es todo lo contrario. No solo las temporadas son más breves, no son de 22-24 capítulos, sino que son dos temporadas de 13, dos temporadas de 12, y una última de 10 capítulos con una duración de capítulos promedio de 55 minutos. Y si bien otras en series pudiéramos tener 22-24 casos, en The Wire tenemos un solo caso por temporada. Sí, se desarrollan sub-tramas, pero sin quitar el dedo del renglón de lo que quiere contarnos como caso principal.
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Inclusive hay tramas que se tardan en desarrollar las 5 temporadas. Como un caso real. Rara vez se da un carpetazo final en seco en el escritorio con un archivo completo que no volverá a abrirse. Esto es más complejo, es un espejismo real en dónde las pistas de una temporada pasada ayudan a resolver el caso presente; tal y como en un verdadera estación de policías. Todo se resume en intereses políticos, odiseas administrativas, problemas jurídicos, oficiales competentes y escorias con placa, impunidad, y barreras para actuar en cada esquina.
Y si bien ya tocaremos a profundidad los siguientes detalles que hacen a The Wire una gran serie, como los personajes y el realismo, podemos decir que el último, se ve perfectamente plasmada en la narrativa. Los policías reales tienen un sinfín de trabas legales. Lo notamos en cuestiones tales como lo complejo y difícil que es conseguir la aprobación para interceder un número telefónico, como es que se mezclan las decisiones policiales con política al momento de asegurar puestos y cargos dentro del sistema. Se busca quedar bien, no hacer el bien, y no por la maldad intrínseca de los personajes, que es inexistente, sino porque así sucede en El Juego.
Como en videos que realizan fanáticos de la serie de Breaking Bad con recopilaciones de Aaron Paul diciendo¡Bitch!, podríamos tener recopilaciones de los personajes de The Wire haciendo alusión en un sinfín de ocasiones al Juego.
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Todos pensaríamos que los Barksdale son los antagonistas de esta historia, sobre todo Stringer Bell, que Jimmy McNulty, Cedric, Kira, y Bunk y el departamento de policía son los buenos, a la vez de que Omar podría rondar en el espectro de un antihéroe, una especie de Robin Hood / Justiciero. Tendríamos víctimas, como lo serían Wallace, Bubbles, o los chicos de secundaria de la cuarta temporada, cuyas vidas se ven afectadas por el mundo de la droga. Pero no es así. Los personajes no son villanos, héroes, antihéroes o víctimas, son personas cuyas circunstancias le han llevado a este punto.
Unos dirían que el verdadero villano de la serie pudiera radicar con la droga, y como es que corrompe a toda una ciudad, desatando violencia en las esquinas, pero también estaría errado. El verdadero villano de la serie es el sistema, y la manera por la cual opera, que a menos que haya un cambio, por más redadas, muertes o intervenciones, si no hay un cambio de raíz, será imposible esperar a que las cosas cambien. Bien decía Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.” Bien pudimos verlo con el caso de Hamsterdam, y como es que el sistema busca imposibilitar nuevas acciones que buscan diferentes procedimientos para erradicar el problema de las drogas, y termina por convertirse en un asunto de política, en lugar de seguridad, salubridad y humanidad.
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La estructura se asemeja más a la de una novela, que a la de una serie. Los creadores aspiraron a crear un concepto totalmente nuevo para la época, desarrollar un estilo de novela americana contemporánea de crimen en la pantalla chica. Es un enorme tapiz en dónde se desarrollan la trama. Ha recibido equiparaciones a la manera en la que Dickens establece sus historias, en cuestión de estructuración. Son muchas piezas dentro de un gran engranaje que van más allá de simplemente la droga.
Basta con mirar la primera escena de toda la serie, como es que el tono se hace presente desde el piloto. Nos establece que no es una simple serie policial. El clímax en otras series ocurre cuando encuentran al villano, cuando una epifanía que resuelve el caso se presenta, pero es totalmente contrario en este show, en dónde la luz al final del túnel se ve obstruida ya sea por las instituciones, o por agentes externos de las calles.
Dato curioso: En algún punto, se consideró hacer un Spin-Off que se hubiera titulado The Hall. Esto fue mucho antes de que se acostumbrara a realizarse como a día de hoy con las diversas franquicias que existen, y algo que HBO ya ha hecho con una de sus joyas doradas de la televisión, con: The House of the Dragon.
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Puedo decir sin spoilers que en la serie no hay una resolución. Simplemente somos testigos de un fragmento de una historia que no solo se repetirá, sino que su médula se centra en la institución, y como es que mientras esta persista, seguiremos presenciando en un circulo vicioso los crímenes que se persiguen en la serie. En lo personal no soy creyente de que la historia se repite cuando se desconoce el pasado, porque hay más factores que se ven involucrados, sino que más creo que la historia cuando no se conoce el pasado termina por rimar. Y así lo vemos expuesto en The Wire. Es una serie de trama Coral, presentada a manera de sinécdoque.
Los fenómenos de series tales como Mentes Criminales, El Mentalista, o CSI, se resumen en un capítulo - un caso. Los capítulos de The Wire fungen como una pequeña parte de proyecto de enormes dimensiones, y esto solo se puede notar en la Biblia de The Wire, y como es que siendo tan extenso, el creador David Simon tenía en mente el cómo quería plasmar su idea.
Las temporadas de The Wire cuentan con dos propósitos, que son: resolver un caso a desarrollar en específico, y a la vez, pintar sobre óleo un a panorámica minuciosa, extensa y compleja del crimen en Baltimore. Un avanzado autorretrato pintado por los mismos protagonistas de la serie, de un arte antropológico único en su clase.
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Por eso me costaba trabajo ver los primeros capítulos, porque esperaba ya tener un caso en concreto, con un cliffhanger al final del primer capítulo que me diera una señal de la trama a perseguir, cuando en realidad necesitaba ver todo el panorama. Se debe de entender a The Wire como una saga de cinco partes. Es como decir que no te ha gustado una novela después de leer solamente tres capítulos. La primera impresión de The Wire se da al finalizar la primera temporada.
Las temporadas se desarrollan de la siguiente manera:
1ra Temporada. Delincuencia juvenil y venta de drogas.
2da Temporada. Tráfico a través de los muelles del puerto.
3ra Temporada. Corrupción Política. Ayuntamiento.
4ta Temporada. Educación (carencia de…) como factor en la delincuencia.
5ta Temporada. Debate ético del periodismo.
Dato curioso: Se estaba desarrollando una sexta temporada que se concentraría en las bandas latinas, pero se descartó debido a que era poco el conocimiento que se tenía de este mundo para los creadores y escritores.
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La serie fue la más vista de HBO durante el aislamiento, al igual del resurgimiento que experimentó una vez finalizada su transmisión en vivo. Y a día de hoy, variando su posición en diversos según gustos personales, indudablemente es una de las mejores ficciones americanas. Inclusive se podría decir que es el Ciudadano Kane de la Televisión.
A testimonio de los actores, es de los pocos guiones con los que han trabajado que incluía un glosario, y la vez, la grandeza de la serie se puede contemplar con una biblia perfectamente concebida, creada, que es extensa y detalla... muuuuuuy extensa y detallada. Además de ser una serie capaz de renovarse, tal y como se puede admirar en su canción que acompaña a los créditos.
# 2. REALISMO.
Con una trama coral, The Wire se podría catalogar como un universo que vale la pena apreciar y analizar en casa aspecto, sobre todo en lo precisa que es en cuanto a como es que se hacen las cosas realmente en el departamento de policías. Inclusive los protagonistas son versiones de ficción que se asemejan al verdadero desenvolvimiento de las labores de policías verídicos. No solo es el realismo, se define como caos social. Se trata a los personajes como individuos prisioneros de su realidad.
Estética. Aunque en una primera instancia se podría decir que la cinematografía de The Wire no es tan espectacular como otras series, podría refutarlo un tanto. No luce visualmente a primera vista, pero en cuanto más se analiza, más sentido tiene y adquiere una gran relevancia. El realismo también se percibe en su propuesta visual, como el tono de la escena, y como el contraste de luces anaranjadas muestran el tintes que las calles adquieren cuándo anochece y solo hay farolas que alumbran, la soledad de las calles que propician los crímenes y acto ilegales.
Las tomas son generadas con lentes largos que nos dan un escenario bi-dimensional. Si bien en la cinematografía reciente los directores de fotografía optan por utilizar lentes con mayor amplitud, mayor apertura, es para involucrarnos en la escena en la que se desarrolla la trama. Por eso es que se podría decir que los lentes con mayor apertura nos separan de los protagonistas... en palabras claves, como si los espiáramos, tema central / medular de la serie, y que en la traducción al Español hace sentido: Los Vigilantes.
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Si bien se grabó en definición estándar y no en alta calidad, es debido al costo que este representaría a la producción, pero que a su vez nos ayuda a adentrarnos en la trama. Como los policías espían con sus telefotos las esquinas, con esa visión bi-dimensional, ajena, lejana. A su vez, de manera metafórica, nos habla de los alejados que estamos de lo que sucede en esas esquinas de Baltimore.
Y sobre el realismo, tenemos que enfocarnos en las grandes mentes detrás de su concepción, y que fueron verdaderos protagonistas del Juego en Baltimore. David Simon fue periodista para el Baltimore Sun, y de aquí vendría gran parte de inspiración de la quinta temporada. Pudo de la mano de la nota periodística trabajar 15 años en el retrato literario de lo que se vivía en las calles de Baltimore. Como labor periodística, labró durante esta etapa profesional relación con traficantes y policías, y así pudo adentrarse en el infamando de las drogas de su ciudad, conociéndola desde sus entrañas. Antes de comenzar a desarrollar la serie, Simon publicó el libro: Homicide: A Year on the Killing Streets.
Curiosidad de esta travesía literaria: Ahí conoció a Edward Burns, co-creador de la serie, con quien a su vez escribió The Corner: A Year in the Life of an Inner-City Neighborhood, que posteriormente se adaptaría a la televisión también bajo la producción de HBO, y pasaría a ser una de las mejores Miniseries de todos los tiempos.
Por su parte, Edward Burns fue un policía detective de Baltimore que trabajó en la división de Homicidios y Narcóticos, al igual de laborar como profesor en una escuela pública. Ya podrán notar su importancia dentro del proyecto. Después de estos empleos, se convirtió en guionista, novelista y productor, y ha colaborado de manera asidua con Simon para otros proyectos de HBO tales como: The Corner, Generation Kill, The Plot Against America y We Own This City.
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A su vez, hay un punto que leí en otro artículo que me gustaría resaltar. En muchas fuentes que he revisado, hay múltiples factores que fungen como denominador común que coinciden en puntos importantes que alzan a The Wire como una de las mejores series de toda la historia, pero a la vez, se saltan un factor altamente importante: quién está detrás de la serie. Y no solamente haciendo alusión a los creadores, sino a un sello de garantía en la televisión: HBO. Como diría el autor de uno de los artículos que leí para realizar este análisis, Alejandro G. Calvo, de Sensacine, en su crítica: Las nueve razones por las cuales "The Wire" es una obra maestra. Citándolo:
"It 's not TV, it's HBO". El lema, posiblemente, sea más chulesco que el andar de Omar Little o el fraseo corto y contundente de Marlo Stanfield o la elegancia de traje de seda color turquesa de Stringer Bell, pero, a ciencia cierta, es un hecho verídico. Lo que hace la cadena HBO no es simple televisión. Va mucho más allá. Tal es la calidad que arrastra su sello que, como espectadores adictos a las series, estamos obligados a asomarnos a todo aquello que producen, pese a que (a) no sepamos de qué va (b) de entrada no nos interese o (c) no tengamos televisión. Hoy en día, si se habla de la edad dorada de las series, es en gran medida gracias a HBO."
Y menciono esto debido a que si hubiera sido otra cadena televisiva de la época, pudiera ser que The Wire se conocería solamente por su capítulo piloto dentro de los grandes estudios, en bodegas donde las cintas y episodios no transmitidos coleccionan polvo. HBO se ha caracterizado por crear relatos relevantes y con gran realismo debido a la libertad creativa que le da a sus productores y creadores. Podemos apreciar cómo han hecho un excelente trabajo con series bélicas, y con grandes clásicos de la televisión como lo son Empire Boardwalk y The Sopranos.
Dejan a los creadores poder apelar a la inteligencia del espectador sin la necesidad de trucos baratos para conservar los televidentes como últimamente se ha pregonado en Hollywood y en diversas producciones a nivel internacional.
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# 3. PERSONAJES.
Donde los personajes no son ni tan buenos, ni tan malos. No es negro o blanco, tampoco negro, gris o blanco, sino que el espectro de grises es bastante amplio. No se manejan con amor idealizado y obligado hacia el televidente, sino con la capacidad de generar la compasión que nace de la empatía respaldada por una historia bien estructurada. Si bien hay personajes intrínsecamente con odio y resentimiento, siendo malvados, no se estereotipa ni su contexto o trasfondo.
Una buena trama depende de dos factores: 1. Su estructura / narrativa, y 2. Sus Personajes.
Uno de los puntos fuertes y claves de la serie son sus personajes. Y no hablo de las figuras principales, sino de cada personaje que conocemos en pantalla. Con realismo, determinación, un sistema moral bien establecido. El casting por consecuencia pasa a ser también uno de los aciertos, con las excelentes interpretaciones de los actores y la gran química que muestran entre ellos, aunque en ocasiones solamente coincidan en un par de tomas. Y en realidad, es que la serie no tiene un personaje principal, o un grupo de protagonistas como tal. Yo en un inicio pensaba que McNulty era el antihéroe de la historia, pero al ver que prescindieron de él en la cuarta temporada casi por completo, me hizo darme cuenta de como es que era una serie fuera de lo normal, que han buscado emular incisos concisos , más no han podido imitar.
Los arcos de personajes son bien marcados, como es en el caso de McNulty, Stringer Bell, Marlo Stanfield, Bubbles, Cedric Daniels, y quien en ocasiones se roba todos los reflectores, Omar Little. Con una evolución notoria y que nos impacta. Nos hemos enccariñado como audiencia con ellos. A mí me fascina el arco que tiene Bubbles, su redención tras esa metida de pata en la cuarta temporada que no le deja dormir. McNulty, que pensábamos sería un alcohólico sin remedio, nos damos cuenta de su humanidad cuando busca cambiar, y por consecuencia, naturalmente, tiene recaídas. Pero que ha logrado cambiar de cierta manera su temperamento explosivo pasa a encaminarse a ser un buen policía.
Para mí, todo podría radicar con base a este dilema que llego a plantear implícitamente Maquiavelo, que utilizaré en este caso a manera de pregunta retórica para probar el punto en cuanto a las personalidades designadas dentro de la serie: ¿El fin justifica los medios?
Para McNulty sin dudas el fin justifica los medios, en cambio Stringer se rige por la cautela y la frialdad al tomar decisiones. Omar Little a su vez cree que debe de hacer todo lo necesario, sin importar qué sea, con tal de traer equilibrio al Juego.
De misma forma este dilema se ve al momento de exponer datos por parte del alcalde Carcetti cuando gubernamentalmente, dentro de la política, el fin sí justifica los medios.
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Por más mamador que pudiera llegar a sonar, cruelmente, o apegado a la realidad, esta serie no es tan conocida, inclusive por aficionados a ver series por una sencilla razón: Es complicado de entenderla. Y sencillamente, no va dirigida a las grandes masas. Podría ser semejante en este caso a Mad Men. Soy fan de Game of Thrones, he visto la serie tres veces y he leído los libros, es espectacular, y también es una serie compleja con múltiples líneas narrativas, organigramas familiares, y un universo extenso, pero no es complicado comenzarla a ver. La acción y el thriller político que si bien se tarda en arrancar en la primera temporada, no lo hace el espectáculo visual se hace presente desde el inicio. Pero con The Wire es totalmente distinto.
La serie estuvo pendiendo de un hilo debido a bajos ratings, y los productores se plantearon cancelarla en un punto. No es una serie para apagar el cerebro y entretenerse, sino para en verdad analizarla y vivirla. En su momento no fuera premiada por las asociaciones de productores o críticos, Golden Globes o Emmy's, y no mucha gente la veía, en comparación con fenómenos de ese tiempo como lo llegaron a ser Lost, Mentes Criminales, o CSI.
No se vale la serie de trucos para atraer tu atención, no busca ese escaparate, sino que busca otorgar una buena historia con otros medios. No tiene en sus capítulos los famosos Cliffhangers. Exigen al televidente compenetrarse con la trama.
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"The Wire" es una obra maestra televisiva que trasciende el entretenimiento para convertirse en un poderoso documento cultural. Con su realismo implacable, personajes complejos y una exploración valiente de temas sociales, la serie desafía las percepciones del espectador y deja una impresión duradera.
Su relevancia perdura gracias a su capacidad para exponer las fallas sistémicas y para ofrecer una visión cruda pero necesaria de la vida urbana. En definitiva, "The Wire" es mucho más que una serie; es un llamado a la reflexión y un recordatorio de que la televisión puede ser un instrumento para el cambio social.